El Barrio
Aurora, vecina de 100 años: “De Saavedra nunca me fui”
Se crió y vivió en la zona de San Isidro Labrador. Costurera, operaria telefónica, ama de casa, esposa por más de seis décadas, pilar de una extensa y prolífica familia. De grande, descubrió su amor por la pintura y en noviembre del año pasado, en la víspera de su centenario, realizó una exposición en el Club Juventud de Saavedra.

Una vida plena y colorida, como sus cuadros. Si el barrio de Saavedra celebró en abril 152 años de existencia, la vecina Aurora puede decir orgullosa que está aquí como testigo y protagonista privilegiada desde hace más de un siglo.
Costurera, operaria telefónica, ama de casa, esposa por más de seis décadas, pilar de una extensa y prolífica familia. Aurora vivió las distintas épocas y los cambios del barrio. De grande, descubrió su amor por la pintura y en noviembre del año pasado, en la víspera de su centenario, realizó una exposición en el Club Juventud de Saavedra. Fue además una jornada solidaria, con la que reunió dos autos llenos de alimentos no precederos que donó a la Iglesia San Isidro Labrador, esa misma en la que tomó la comunión apenas se había construido el templo local, en los años treinta.
“La cantidad de mercaderías que trajeron, me puso muy feliz haberlo logrado”, asegura la vecina, quien se muestra agradecida a la vida y a su familia por todos estos años en el barrio junto a los suyos.
“De Saavedra nunca me fui”, dice orgullosa en su casa de la calle Ramallo. Hija de un matrimonio de migrantes italianos, nació el 11 de diciembre de 1924 en su casa familiar de la calle Arias. “Estoy anotada el día 12, mi papá había ido al día siguiente al registro civil a anotarme. Era algo muy usual en la época”, repasa.
En aquellos tiempos todavía prevalecía el Saavedra casi rural de los tiempos de las chacras. Aurora recuerda que “había muy pocas casas” y que todas las calles eran de tierra a excepción de Arcos, que “estaba adoquinada”.
“Hoy parece una locura, pero en ese momento pasaba un hombre con una vaca a repartir leche. La vaca bajaba por Pico para la leche. Salía mi mamá y ponía el jarrito para la leche. También pasaba el pescador. Eran otras formas”, recuerda.
Aurora es testigo privilegiada de aquellas andadas del barrio, incluido el orgullo de haber sido de la primera camada de niños y niñas que tomó la comunión en la Iglesia San Isidro Labrador, en la década de 1930.
Los paseos de Aurora y su familia por el barrio son los que llegan a nuestros días en forma de fotos blanquinegras y relatos míticos de construcciones que ya no están. Ella recuerda el puente levadizo en el ingreso al Parque Saavedra en la época en que el Arroyo Medrano todavía estaba a cielo abierto: “Me acuerdo de haberlo visto, pasaba el tranvía y le daba toda la vuelta”.
Aurora hizo la primaria en la Escuela Manuel Dorrego de Besares al 2900. “En esa época no había otra. Me acuerdo de los maestros, del portero, de todos me acuerdo. Ahí hice hasta sexto grado”, cuenta Aurora y expresa que, cuando la institución cumplió 100 años en 2008, se quedó con ganas de haber ido al festejo. “Me dio vergüenza, pero fue un lugar muy lindo e importante para mí”.
De adolescente, la vecina empezó a trabajar en el rubro de costura. “Había que trabajar. En esa época era muy distinto”, asegura la vecina. Primero, trabajó en forma particular para varias señoras. Hizo bordados y confeccionó lencería. Después empezó a trabajar en una empresa del centro que abastecía a “gente de sociedad” que residía en Recoleta y Barrio Norte. “Lo que era la época, que ellos me daban las telas, que salían fortunas, y yo venía a casa y cosía acá”, repasa.
Ya con 18 años, gracias a una prima, pudo entrar al teléfono del Estado, en las oficinas que tenía en Maipú y Urquiza, en Vicente López, a unas 15 cuadras del Puente Saavedra. Fue operadora y se encargaba de conectar líneas de la zona. “De los nervios la primera prueba médica no la había pasado. Después entré lo más bien. Fui la última que lo hizo solo con el primario, después ya pedían secundaria”.
“En el teléfono trabajé poco”, resume Aurora para dar lugar a la historia de amor que le cambió la vida y que tuvo al barrio de protagonista.
A los 20 conoció a Vito, quien se convirtió al poco tiempo en su marido, con el que disfrutaron más de 63 años de matrimonio unidos y una extensa familia que hoy es la compañía amorosa y el sostén de esta centenaria vecina.
“Nosotros nos conocimos del barrio, pero era de un saludo de vecinos. Íbamos a bailar al club Pico (¿es el Loma de Saavedra actual?), cerca de donde yo vivía. A mí me encantaba ir a los bailes, iba todos los domingos, cuando yo venía del trabajo. En ese tiempo tenía que ir todo el tiempo con mi hermana menor. Él era tesorero del club, siempre estaba de traje, camisa y corbata, una cosa bárbara”.
Además, quien luego fue su marido era una persona conocida en el barrio, atendía en una peluquería de gran concurrencia que en ese momento se ubicada en Cabildo al 4500 esquina Arias, en donde hasta hace poco se ubicada Metrogas. “Tenía su clientela”, recuerda Aurora.
Fue en ese mismo club del barrio en que el flechazo fue definitivo: “Él un día me sacó a bailar y yo me puse tan nerviosa que ni sabía qué contestarle. Así empezamos a salir. Estuvimos de novios un año y medio y nos casamos. En esa época esas cosas eran así rápidas”, evoca Aurora.
Como se estilaba en ese tiempo, Vito fue a pedirle la mano al padre de Aurora y la anécdota de lo que pasó resuena hasta el presente.
“Cuando mi marido vino a pedir mi mano, mi papá le abrió la puerta y le dijo “usted me arruinó””. Y no se referiría a la hija, sino a una bronca de antaño.
“Una vez mi papá fue a la peluquería de Cabildo y Pico y mi marido, que en esa época era mucho más joven, tenía unos 18 años y estaba de aprendiz (después se hizo dueño), se quiso cortar el pelo de una forma bien cortito y parado. El dueño de la peluquería le dijo a mi marido que lo haga, pero no quedó bien”, reconstruyó Aurora tiempo después.
Además, el hecho de que yerno y suegro se llevaran “como perros y gatos” venía en la sangre, pese a que se llevaban solo 10 años de diferencia. El padre de Aurora era de Piamonte mientras que el marido venía de Sicilia, una rivalidad italiana que venía al otro lado del Atlántico. “Yo no me podía casar con un siciliano”, bromea Aurora.
Superado todo eso, llegó el momento de dar el sí. “Yo iba a cumplir los 22 años en diciembre y el 10 de octubre nos casamos. Dos días después, el 12 de octubre, él había cumplido los 35”.
Recién casados, vivieron en un departamento de Besares, entre Cabildo y Vuelta de Obligado, que era de los suegros. Al poco tiempo, nació su primer hijo y la familia se trasladó a la casa de la calle Ramallo, el actual hogar de Aurora.
Por aquella época, el dueño del local de la peluquería le había pedido las llaves. “Como estaba lo de la Ley de alquileres en esa época (mediados de la década de 1940, primer gobierno peronista), mi marido pudo acceder a un crédito hipotecario y arregló para comprar el local, a la vez que pudo comprar la casa de Ramallo, que luego con los años reformamos y ampliamos. En esa época con un trabajo como el de mi marido se podían hacer esas cosas”, resalta Aurora.
“Mi marido hacia las compras y no decía nada, vino y me dijo que había comprado la casa”, recuerda sobre la felicidad de aquel entonces. De hecho, parte de aquella casa original todavía se conserva, con una serie de reformas posteriores.
En aquella propiedad de Ramallo es donde la vida del matrimonio transcurrió y donde la familia se agrandó, donde pasaron las generaciones y se consolidaron recuerdos felices.
Aurora y su marido tuvieron dos hijos, de los cuales vinieron cuatro nietos, tres bisnietos y hasta dos nietos y una bisnieta del corazón (por parte de una sobrina de parte de Vito).
La centenaria vecina de Saavedra las décadas siguientes trabajó como ama de casa y fue parte clave en el sostenimiento familiar. En tanto, continuaban los proyectos y dos de sus hijos, junto a un tercer socio, fundaron en 1972 en la plata baja de la casa el local de repuestos vehiculares Fito Norte, un clásico del barrio.
Aurora continúo con sus tareas hogareñas y nunca perdió la iniciativa. Ya de grande, a los 80, se encontró el gusto por la pintura. Empezó a ir a la sede de PAMI en Cabildo al 4300. “Ahí había una profesora de dibujo y me venía perfecto. Se festejaban los cumpleaños, hacían comidas. Me gustaba mucho. Después con una amiga empezamos en un taller de Correa y Cramer. Con esa profesora hice tres o cuatro exposiciones en el centro. Todas las veces que presentaba un cuadro decía “Viste, Vito, a dónde llegué”. La profesora destacaba en los brindis que yo era la artista más grande de la exposición. Era lindo”, recuerda Aurora.
La vecina continuó pintando incluso tras el fallecimiento de su marido, en 2008. Él tenía 98 años en ese entonces. “Fue una vida juntos, él era bueno e hicimos muchas cosas”, celebra Aurora.
Cuidada por su familia, pese al dolor de la pérdida la vecina continuó con su vida y sus actividades, entre ellas la pintura. Poco antes de la pandemia, se había quedado sin profesora. Una de sus nietas le consiguió una profesora particular que le enseñó nuevas técnicas.
Fue así que Aurora continúo pintando con óleos y acrílicos y produciendo una gran cantidad de cuadros de diverso tamaño y estilo. Su gusto principal son los clores vivos y los paisajes, más si hay presentes plantas y flores.
En la víspera de su cumpleaños número 100, en la familia pensaron en organizarle una exposición. Buscaron en salones del barrio y dieron con el Club Juventud de Saavedra.
Previo al evento, ocurrió uno de los hechos más dolorosos cuando su hijo mayor falleció. Él vivía en la propiedad de Ramallo y solían compartir el gusto por mirar carreras de Turismo Carretera, aparte de partidos ya que ella y buena parte de la familia es de River Plate.
Pese a lo delicado de la situación, celebrando la vida el sábado 16 de noviembre de 2024 realizó su exposición en el club barrial a beneficio de la iglesia San Isidro Labrador.
“No quería vender los cuadros, quería hacer la exposición con la condición de que las personas que venían trajera productos no perecederos. Me sorprendió el éxito, vino un montón de gente que trajo cosas y pudimos cargar dos autos llenos de mercadería. Me hizo muy feliz haberlo logrado”, destaca la vecina.
Casi un mes después, de vuelta en familia se celebró su cumpleaños. Una semana más tarde, sufrió un accidente doméstico que la llevó a estar internada. Tuvo que hacerse una cirugía de cadera, algo que hoy en día limita su movilidad, algo que de a ratos la pone triste.
Es más, Aurora cuenta que años atrás tuvo varias fracturas en el brazo derecho, con el que pinta. Tiene una prótesis que se desplazó, por lo cual cuando está sentada no “llega con el ángulo para pintar” como quisiera.
“Fueron unas semanas tremendas, es como si después de los 100 se me hubiera venido todo encima”, lamenta Aurora.
Pese a todo, fiel a su forma de ser, no se desalienta, piensa en los suyos y en el cariño diario, en todo lo que hay por hacer todavía. Así, todas las mañanas colorea con marcadores un cuadernillo con flores y otros motivos impresos. “A la tarde hago sopas de letras o miro deportes”, señala.
“Las ganas de pintar siempre están”, resalta sobre la tenacidad por sobreponerse frente a las dificultades, rodeada por su familia. “Hay días que se siente la angustia, pero no me puedo quejar, estoy acompañada y rodeada de cariño”.
Cuando Aurora cumplió 90 años, sus nietos le habían regalado un cuaderno con preguntas para que ella contara su vida. “Ya sabíamos, pero queríamos tenerlo escrito. Lleva 10 años de libro y sigue actualizándolo”, celebran en la familia.
“El libro lo terminé y sigo completando capítulos en hojas sueltas, acabo de escribir sobre el papa Francisco”, cuenta Aurora para mostrarse al día. Con esta misma lucidez, con estas mismas ganas es que la vecina de Saavedra compartió su vida, un siglo en este barrio junto a su familia.

El Barrio
En medio del temporal, cientos de usuarios sin luz en Villa Urquiza
Son datos oficiales del ENRE.

En medio del temporal que se desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires desde la madrugada, este viernes por la mañana se registraban cientos de usuarios sin luz en el barrio de Villa Urquiza. Rige una alerta amarilla del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Así figura en la página web oficial del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). Allí se detalla que por “Interrupciones en el Servicio de Media Tensión” en el barrio lindero a Saavedra había unos 367 usuarios sin luz. No se sabe cuándo se restablecerá.
Se trata de vecinos que residen en el área de la subestación Tecnópolis, según la página web oficial.
En el ENRE reportaban que a las 9.45 había 22.752 usuarios sin luz en el área concesionada a Edenor. En su mayoría eran usuarios del conurbano: 3100 en González Catán, 2400 en Isidro Casanova, 2200 en Mariano Acosta, entre otros.
El Gobierno porteño emitió estas recomendaciones ante la tormenta:
A los vecinos:
- En caso de encontrar alguna calle anegada, no circular por ella.
- No colocar macetas ni sillas de plástico y retirar las colocadas en ventanas o balcones que, por acción del viento, puedan ser arrastradas al vacío provocando en su caída consecuencias lamentables.
- Tener sumo cuidado con tendederos y todo elemento que pueda provocar riesgos a terceros.
- Asegurar los elementos que se encuentren en obras de construcción, tales como chapas, ladrillos, tirantes, etc.
- No manipular artefactos eléctricos que hayan estado en contacto con el agua.
- No arrojar latas, botellas u otros elementos que puedan obstruir los sumideros, ni depositar residuos en la vía pública, en los horarios y lugares no autorizados, ya que esto produce serios inconvenientes en el normal sistema de desagües pluviales.
- Recordar que el horario para sacar las bolsas de residuos es de 19 a 21hs. de domingo a viernes.
- Depositar los residuos siempre dentro de los contenedores y no dejar bolsas en la calle, ya que podrían tapar sumideros.
- En caso de vientos fuertes o en momentos de lluvia, evitar trasladarse en zonas arboladas.
- No tocar columnas del alumbrado, cajas de luz, o cualquier tipo de cables que hubiere en la vía pública.
A los automovilistas:
- Usar siempre cinturón de seguridad.
- Extremar las medidas de seguridad al conducir un vehículo. Recordar que la lluvia disminuye la visibilidad y que las distancias de frenado varían con respecto a las condiciones climáticas normales.
- Circular a velocidad reducida y siempre con las luces de posición encendidas.
En caso de detectar cualquier irregularidad que implique un riesgo, comuníquese de inmediato a la línea gratuita 103 de Emergencias en la Vía Pública y Edilicias.
El Barrio
Vecinos presentaron una denuncia en la fiscalía ambiental por el estado del Parque Sarmiento
Los ciudadanos reclamaron por la presencia de “aguas servidas que emergen de un caño cloacal”.

Vecinos del barrio de Saavedra radicaron una denuncia en la Unidad Fiscal Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) por el estado del Parque Sarmiento. Alertan por la presencia de aguas servidas.
“Vemos con preocupación la pérdida de espacio público en manos privadas a través de Concesiones o contrataciones directas, desde hace un tiempo vemos en la zona cercana a la parrillas y mesas ubicadas ingresando por Av Balbin 4750 por la calle central al llegar a la calle que circunda antes de la reja perimetral del 1er reservorio frente a la pista de atletismo girando a la derecha podemos apreciar charcos de agua”, señalaron los ciudadanos en su reclamo ante UFEMA.
“En principio consideramos que podría ser agua de lluvia o bien alguna perdida de agua potable, para sorpresa de todos son aguas servidas que emergen de un caño cloacal roto después de una cámara de inspección y al desbordar genera un importante foco de contaminación”, agregaron.
“Procuramos por intermedio de la presente se articulen los medios necesarios al solo efecto de exigir la solución de lo mencionado a la dirección del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que corresponda”, concluyeron.
Vecinos dijeron a Saavedra Online que este miércoles hubo un camión desagotando la cámara dentro del parque.
El Barrio
Un camión se atascó en el puente de Ruiz Huidobro y las vías del tren Mitre
El vehículo que repartía soda y agua sufrió severos daños debido al impacto.

Un camión que repartía agua y soda se atascó este martes por la mañana bajo el puente de Ruiz Huidobro y las vías del tren Mitre, en el barrio de Saavedra.
La parte trasera de este vehículo particular, que trasladaba los sifones y botellones, por su altura chocó contra la base metálica del puente.
El conductor del camión no resultó herido y bajó del vehículo por sus propios medios.
En el lugar se hizo presente un efectivo de la Policía de la Ciudad para supervisar la situación.
Durante el operativo de seguridad un carril de Ruiz Huidobro, sentido hacia el Parque Saavedra, estuvo bloqueado por la presencia de este camión.
Este tipo de situaciones son usuales en el barrio de Saavedra, ya que muchos conductores de vehículos pesados no calculan bien la altura del puente de Ruiz Huidobro y terminan atascados, en muchos casos con roturas de magnitud en sus rodados.
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