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El Barrio

La historia detrás de Obopop, la instalación artística con tecnología obsoleta en el frente de una casa de Saavedra

La obra se puede apreciar en el Pasaje del Cisne. “Surgió y lo dejé fluir”, dijo el autor sobre esta postal icónica del barrio.

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El Pasaje el Cisne es famoso en el barrio por la brevedad de su extensión, pero sobre todo por la casa cuya fachada es una obra de arte en sí misma, una instalación llena de dispositivos tecnológicos obsoletos. En redes sociales, en comentarios, en rumores. Esta postal, bautizada Obopop, está en boca de quienes caminan estas calles y la persona detrás de tal propuesta disruptiva es su residente, el vecino, artista y modelo Lucas Stoessel. Si bien cuenta que todo surgió de causalidad, lo cierto es que el lugar se ha vuelto uno de los puntos destacados de Saavedra, una estampa de lo peculiar.

Esta obra de arte conceptual a cielo abierto está ligada en parte a la vida del propio artista, quien en su juventud trabajó durante varios años en el sector privado y ya de más grande se volcó a dar lugar a su vocación artística.

En el medio, también se dedicó al modelaje. “Hice algunos papeles protagónicos y recibí un dinero interesante. Parecía un padre, un hombre de negocios, un ingeniero, un médico, un hombre que conducía un automóvil, así que me llamaron mucho para comerciales. Tenía una mirada más tranquila, una barba crecida no como ahora que es más medieval. Tenía mucho trabajo”, dijo a News Es Euro.

En cuanto a lo artístico, primero se formó con Nicolás Menta, a quien define como su maestro. Más tarde él mismo empezó a enseñar pintura. Fue en esa época donde se gestó la idea de Obopop: “No estaba pensando en montar una instalación en la acera de mi casa. Pero surgió y lo dejé fluir”.

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El vecino coleccionaba distintos dispositivos tecnológicos que con el tiempo fueron perdiendo vigencia. En lugar de tirarlos, optó por convertirlos en arte: “Como yo era muy aficionado a coleccionar cosas, soy una especie de acaparador aunque no tengo la casa llena de cosas, cuando encontraba algo en la calle cosas que me podían servir las juntaba, como algunas calculadoras antiguas, algunas computadoras extrañas. Además de otras cosas que tenía, discman, walkman, que no quería tirar, porque son tan lindos y representan una etapa tan importante de mi vida, de mi adolescencia, con esa cosa mecánica cuando ahora es todo pantalla táctil”.

“Cuando estaba a punto de tirarlo algo me iluminó. Se me ocurrió pegar algo así encima del timbre, como si fuera un objeto espacial o un agente secreto, como algo más tecnológico. estoy para hacer películas”, revela. Y continúa la historia: “Al día siguiente el primer alumno que estaba pintando, en vez de tocar el timbre, tocó el Discman y salió expulsado un CD intervenido por mí con pintura”, agregó sobre el inicio de esta postal saavedrense.

La obra no está “terminada”, ya que hay sectores del frente que todavía están libres. Así, muchas personas que se enteraron de la existencia de Obopop contactan a Stoessel ofreciéndole distintos elementos. El vecino contó que en breve espera recibir una consola de videojuegos Atari y una computadora Commodore 64.

“Eso de apretar un botón, girar una perilla para quitar, mover, todo lo mecánico se ha perdido en los últimos 10 años, ahora es todo táctil. Sin querer, lo que esta instalación recuerda es eso, con nostalgia, romanticismo. Hoy, el objeto en sí ya no te importa mucho. Tienes lo mismo que el mío que está a tu lado. Antes, cada celular era muy auténtico, muy especial, muy único”, concluyó el artista creador de la instalación tecnológica de Saavedra.

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