El juez en lo Criminal y Correccional 26 de la Capital Federal, Damián Kirszenbaum, procesó con prisión preventiva a las dos personas que se deshicieron del cuerpo sin vida de María Lourdes Arangio, dejándolo envuelto en una frazada junto a un contenedor de basura del barrio porteño de Colegiales.

María Lourdes tenía 32 y dos pequeñas hijas, con quienes vivía junto a su madre, la abuela de las menores, en un departamento próximo al hospital Pirovano, en el vecino barrio de Coghlan, Comuna 12, donde fue vista con vida por su familia por última vez e 10 de junio. Su cadaver fue hallado el 18 de ese mes.

Este viernes, a través de la prensa, se conocieron detalles espeluznantes acerca del maltrato físico y psicológico por parte de Raúl Antonio Devías, alias “el Gitano”, de 50 años de edad, pareja de la víctima e imputado por femicidio, y otras consideraciones del juez acerca de cómo se desarrollaron los hechos.

Kirszenbaum consideró que existen pruebas suficientes para procesar a Devías por el delito de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra su pareja y por haber mediado violencia de género” (femicidio), en calidad de autor.

Sobre el hombre que ayudó a descartar el cadaver, Gabriel Fernando Massara, pesa una acusación por “encubrimiento agravado”, informaron fuentes judiciales. Massara, el vecino que se entregó a la policía por haber sido la persona que sacó el cuerpo de Arangio desde la casa de Devías hasta la calle.

Ante la Justicia, Devías, de 50 años, reconoció la “relación sentimental con la fallecida, donde el vínculo principal, lamentablemente, era nuestra adicción”, sostuvo el acusado.

“Más allá de todas las cuestiones que se vienen ventilando en medios de comunicación y que, seguramente, también han tenido repercusión en el legajo, quiero negar enfáticamente haber cometido el homicidio por el que vengo emplazado. No sólo no cometí tan grave delito, sino que tengo ahora la plena certeza de que la circunstancia desgraciada de la muerte de Arangio Frixione aconteció por haber cometido ambos el yerro imperdonable de consumir sustancias psicotrópicas en cantidades imposibles de determinar, pero que en su caso generaron un desenlace fatal”, declaró el acuso mediante un escrito presentado al juez de la causa.

“No supe cómo reaccionar de manera lógica y creo recordar que en mi desesperación me dirigí a la casa de Gabriel Mazzara [que también fue procesado por encubrimiento agravado], un amigo, que vive en cercanías de mi domicilio. Me acompañó a casa y comprobó él también el fallecimiento. Lamentablemente, su respuesta no fue acorde con la gravedad de la situación, sino que, creyendo ayudarme me dijo que lo mejor sería descartar el cuerpo. Confieso no haber intentado discutir siquiera, tamaño desatino”, afirmó Devias.

Sin embargo, en la sentencia que dictó el procesamiento, el magistrado sostiene que el imputado poseía sobre la víctima una “relación de poder basada principalmente en su adicción a las drogas, las cuales éste le proveía cuando la acogía en su casa. Dicha circunstancia impedía a María Lourdes Arangio Frixione abandonar su relación con el imputado y salir del contexto de violencia en el cual se hallaba”.

En el fallo se remarcó la “violencia física y psicológica, amenazas de muerte contra María Lourdes y sus hijas, alusiones a posibles secuestros y entrega a una red de trata de personas. La damnificada habría sido expulsada del domicilio de Devias sin ropa, obligada a comprar drogas, y sus elementos personales habrían sido vendidos por el encausado. Se menciona que Devias le suministró, además de las sustancias que la víctima consumía por propia voluntad, otras drogas sin que lo supiera”.

En lo que hace al maltrato físico, los testigos aludieron a que María Lourdes “habría sido picaneada (en efecto, se secuestró un objeto de las características indicadas) y que habría sido abusada sexualmente mientras se hallaba inconsciente”.

Sumado a ello, “Devias la habría mantenido encerrada en su domicilio en reiteradas ocasiones”, consta en el expediente.

Además, se conoció el relato de un testigo que contó que días antes del macabro hallazgo estuvo en contacto con la víctima. El hombre, ccuyo nombre de pila es Juan Ignacio, dijo que Lourdes le pidió que llamase a su pareja (Devias) para que fuera a buscarla, pero luego del llamado, ella le pidió: “Si llego a desaparecer vos sabés mi nombre”.