El Barrio
La historia de Raúl Alberto Pernía: de vivir en la calle a trabajar en Parque Sarmiento
Pasó cuatro años sin techo. Hoy es parte de la Subsecretaría de Deporte y se desempeña en el pulmón verde de Saavedra, que funciona como parador durante la cuarentena.

Raúl Alberto Pernía se mueve por el Parque Sarmiento de la Ciudad de Buenos Aires como si fuera su casa. Y es así, literal. Porque Raúl trabaja y vive en uno de los espacios verdes más grandes de la Ciudad, con sus 70 hectáreas, ahí en el barrio de Saavedra, pegadito a la Gral. Paz. Pero en épocas de pandemia y aislamiento el Parque cambió sus prioridades. Cerrado al público, sus canchas de fútbol, tenis y los quinchos esperan tiempos mejores para disfrutar al aire libre. Hoy funciona como un parador para 150 hombres en situación de calle.
En definitiva, algo que Raúl Alberto Pernía, quien hoy trabaja en la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad, sabe muy bien de qué se trata: durante cuatro años vivió en la calle y hoy está en la primera línea de combate en el Parque Sarmiento. Una jugada maestra del destino: “Yo estuve de rodillas pero ahora estoy de pie y puedo dar lo mejor de mí”, afirma este hombre de 64 años.
Capricorniano, nació el 2 de enero de 1956 en Ramos Mejía. Su vida se forjó al lado de sus padres Leandro y Sara, y su hermana Graciela, aunque el paso del tiempo los llevó por caminos diferentes. Después de tener una “infancia normal y tranquila”, con mucho tiempo en los campos bonaerenses de la localidad de Pasteur, pasando Junín, se recibió en el colegio secundario Ceferino Namuncurá, en el partido de Tres de Febrero, en la provincia de Buenos Aires. Luego siguió la carrera de Ciencias Económicas, rindió más de 30 materias, pero “no era lo mío, estudié eso más por imposición que por placer”. Y a los 27 años dejó. A los 18 ya trabajaba en una metalúrgica, luego pasó por una maderera y por distintos trabajos hasta que allá por el 2001 encontró su gran vocación: la pastelería. Así arrancó su propio emprendimiento, “con local a la calle y todas las de la ley”. Le puso “Emmanuel” que significa “Dios está con nosotros”.
“Tanto me gustaba que hasta me recibí de pastelero. Eso era lo mío, no las Ciencias Económicas. Hacía repostería, panes y 60 variedades de galletitas”, recuerda Raúl, quien no continuó con el negocio “por una cuestión personal” y lo cerró el 9 de mayo de 2011. Era el principio de lo inesperado.
Después de esa situación compleja comenzó a trabajar con una “amiga hasta que ordenara lo mío”, pero ese nuevo emprendimiento de productos alimenticios no rindió como esperaban. Para esa época, como un juego de palabras, Raúl vivía en el barrio Tropezón de Caseros. “Más que un tropezón lo mío fue una caída que me dejó de rodillas”, dice ahora con cierta gracia.
El 15 de diciembre de 2014, ya sin un peso para el alquiler, tomó sus pertenencias y se fue de su pequeño departamento. En ese instante comenzó otra historia que duró cuatro largos años. “No entendía nada, era una película de terror. No lograba aceptar lo que me estaba pasando. La primera noche no podía encontrar un lugar dónde dormir, no sabía qué hacer. La Navidad de ese año la pasé sentado al costado de la Gral. Paz. Con el tiempo, para descansar, me subía al tren San Martín y viajaba hasta Cabred. Y regresaba. Así pasaba el tiempo e iba a los baños de la estación o de algunos supermercados. Trataba de mantenerme limpio y pasar de desapercibido”, recuerda Raúl. “¿Miedo? Miedo no tuve, pero sí frío. El frío de la noche te mata. Te deja mal. El frío se te mete en los huesos y el hambre en el corazón. Hubo un mes donde solo comí tres pedazos de pan por día. No me gustaba pedir, no podía aceptar la situación y bajé 12 kilos. La vida en la calle es dura. No es lo mismo estar boludeando que viviendo”, aclara.
Dice que “la mirada del otro en la calle es tremenda, dolorosa. La gente te mira con desconfianza, como que no vales nada. Pesa mucho. Pero no puedo juzgar, tal vez yo lo haya hecho alguna vez. La calle me llevó a buscar en situaciones personales internas y a tratar de buscar qué es lo que tenía que cambiar. Y no estoy hablando de un trabajo. Sino cambiar en el plano interno, lo que es netamente la esencia de la persona, un plano espiritual. ¿Si encontré esa respuesta? Si, y mucho más claro de lo que muchas personas imaginan. Pero es muy difícil explicarlo. Me llevó mucho tiempo. También me refugié en la escritura. Guardo para no olvidar lo sucedido y que todo sirva de experiencia”, asegura Raúl.
En sus días en la calle vivió momentos de todo tipo. De los buenos, y de los otros: “A mí nunca me gustó pedir. Me molestaba tener que hacerlo, por eso tomaba lo que encontraba. Un día estaba por Av. Constituyente y Pirán y en un contenedor había varias bolsas de comida, todo separado, muy prolijo. El almuerzo, la cena y el postre, todo separado. Al día siguiente, paso y lo mismo. Y así durante mucho tiempo. Un día le dejé una carta a esa persona que nunca conocí. Le agradecí por ese gesto porque me evitaba tener que revolver toda la basura, me había ayudado mucho. La dejé pegada y espero que la haya visto. Nunca supe si esa persona leyó la carta. Pero también me pasó al revés. Un domingo de Pascua salí a caminar sin nada para comer y encontré pan en la calle. Lo tomé, me fui y después decidí volver a buscar más, porque había mucho en ese lugar. Pero cuando regresé ya lo habían tirado. Eso me golpeó mucho. Tirar el pan es una acción de desprecio que no comprendo”.
Durante más de dos años se movió por la zona de El Palomar hasta que decidió cruzar a Capital. Entre tantas idas y vueltas, Raúl agarró un día por la calle Andonaegui, que bordea el Parque Sarmiento, y una tarde de febrero de 2018, entró. “La verdad, era la primera vez que lo hacía. Nunca había ingresado en mi vida, para mí era un lugar desagradable porque durante mucho tiempo funcionó el Circo Rodas y los circos nunca me gustaron. Entre charla y charla con la gente que estaba en la puerta comenzamos a generar más confianza. Tenía mucho contacto con María Silvana Barboza Tejera y Marcelo Territo, su marido, quienes trabajan en el Parque para la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad. Un día, sin decirme nada, le hablaron de mí a Mariano Rusconi, uno de los directores, y a Sebastián Calvo, el administrador del Parque”, recuerda.
Y así, después de cuatro años de angustia, hambre y frío, todo comenzó a cambiar: “Sebastián me paró, me comentó que sabía del inconveniente por el que estaba pasando y me dijo que tenía los dormitorios y el Parque a mi disposición. Que podía dormir ahí y que lo disfrute todo el tiempo que necesite. Fue una gran sorpresa, no lo esperaba. Pero por mi forma de ser no podía aceptar eso sin hacer nada y empecé a ayudar en todo lo que hiciera falta y me dejaran. No podía estar sin hacer nada. Tenía que ser recíproco. En ese momento, lo que menos se me ocurrió es que tiempo después me ofrecieran un contrato y, desde diciembre de 2019, ahora soy parte del equipo de la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad. Recuperé la dignidad del trabajo”.
En el Parque Sarmiento controla “todo lo que entra y sale. Estoy en la parte logística, en los depósitos. En otras palabras, les respiro en el cuello a todos los que sacan algo del Parque”, dice convencido. Y agrega: “Ahora estoy bien interiormente, y también desde lo exterior. Me da lo mismo un par de zapatillas que unas alpargatas. No me importa parecer. Sí, ser. Como dice en El Principito, lo esencial es invisible a los ojos. Todo lo demás es básico y circunstancial”.
En esta época de pandemia donde su Parque Sarmiento se transformó en un parador para 150 hombres en situación de calle, Raúl es uno de los serenos y, además, cumple con sus múltiples funciones, siempre listo para dar una mano. Nadie como él sabe de qué se trata esta historia. Aunque también tiene una mirada crítica sobre algunas cuestiones: “A muchos de los que están en el parador los conozco. Este lugar en un lujo para todos los que viven en situación de calle, pero hay situaciones que no van. A veces muchos no tratan como corresponde a los que están trabajando o son voluntarios. Ojo, no todos, pero si varios. Te encontrás con personas recontra educadas que ni te enterás que están. Y están los problemáticos, no es fácil. Yo pasé por esa situación y me da bronca que eso suceda. Pero acá estamos para ayudar y contener. La situación no es sencilla. Charlo mucho con algunos de ellos, nuestras historias tienen puntos en común. La verdad, me siento bien con lo que estoy haciendo. Ojalá ellos también puedan, como me pasó a mí, dejar de estar arrodillados y ponerse de pie. Y como decíaa antes, sin dudas, lo esencial es invisible a los ojos. El que pueda entender que lo entienda”.
Fuente: GCBA

El Barrio
Parque Saavedra: vecinos piden a la Legislatura porteña cambios en la nueva concesión del Club San Jorge
La entidad Planeamiento Participativo buscan garantizar que las escuelas públicas de la zona puedan hacer educación física.

Vecinos que integran la agrupación Planeamiento Participativo enviaron a la Comisión de Presupuesto Hacienda Administración Financiera y política Tributaria de la Legislatura porteña una nota para pedir cambios a la Ley de aprobación inicial (media sanción) para renovar la concesión que el Club San Jorge tiene dentro del Parque Saavedra.
Como informó Saavedra Online, el lunes 7 de abril la Comisión realizó la Audiencia Pública sobre la Ley de Aprobación Inicial N° 1579/LCABA/24 que “otorga la renovación del permiso de uso a título precario y gratuito del predio sito en Vilela 3340” por 10 años.
En dicho encuentro, de 35 oradores registrados hubo varias voces con señalamientos a la redacción de la Ley de aprobación inicial. Con esta nota, buscan reforzar sus reclamos.
La Ley de aprobación inicial surge del expediente 1579-D-2024, originado por una iniciativa de autoría de los legisladores Lucio Damián Lapeña, Francisco Loupias, María Inés Parry y Guillermo Suárez (UCR-Evolución) y que cuenta con media sanción votada en la sesión del 12 de diciembre de 2024.
La concesión de 10 años contemplada en la Ley Nº 4.070 de 2011 venció en 2020. Por eso, ese mismo año Evolución había presentado un proyecto de Ley para renovarla por otra década más. Tuvo media sanción en 2021 y al año siguiente se celebró su correspondiente Audiencia Pública. De todos modos, no alcanzó a la sanción definitiva (segunda lectura). En ese contexto, el año pasado se presentó este nuevo texto parlamentario que está ahora en discusión.
Tras la Audiencia Pública del 7 de abril, el proyecto se tratará de vuelta en Comisión y se espera que en breve tenga sanción definitiva en el recinto de sesiones de la Legislatura porteña. De todos modos, desde que el 1 de marzo inició el periodo ordinario de sesiones del 2025 no hubo ninguna sesión, en particular por la campaña para las elecciones legislativas del 18 de mayo.
En este contexto, en Planeamiento Participativo expresaron: “Como vecinos y parte interesada desde la comunidad educativa que ya participamos en la Audiencia pública, venimos a solicitarles tengan a bien incorporar los siguientes puntos a lo que resuelvan respecto a prorrogar o no, la tenencia precaria o permiso de uso, del predio que es parte del Parque Saavedra conocido como Club San Jorge y administrado desde el 2011/12 por la Agrupación, Asociación civil San Jorge, que nada tienen en común con la Asociación Scout que manejo el predio desde finales de la década del 50 hasta principios del SXXI”.
En la nota denunciaron supuestos incumplimientos con respecto a lo acordado por la concesión: “Ya en la audiencia pública del 2022 y en la reciente quedo claro el incumplimiento referido a ceder a las escuelas públicas el uso de dicho predio. Solo desde el año 2022 después de una audiencia escandalosa fue cuando cedieron el uso de las canchas solo durante las mañanas. También quedo clara la híper explotación comercial del predio. Tal como fue expresado en la audiencia pública reciente”.
“No entendemos cual es el “beneficio para la población” si todas las actividades son rentadas. Solicitamos especifiquen los beneficios concretos para la comunidad. Y no se excluya a la tercera edad que figuraba en la ley 4072”, sumaron y plantearon: “En caso que decidan renovar la tenencia al club San Jorge solicitamos que el plazo no sea mayor a 5 cinco años, no están considerando la ley 1459 los permisos de uso precario en espacios verdes de uso público no pueden excederse de del plazo de 5 años. (De paso para corregir cualquier anomalía si fuera necesario)”.
En este sentido, plantearon que “quede estipulada taxativamente y sin condiciones la prioridad de uso escolar público de todas las instalaciones durante la jornada escolar y para cualquier otra actividad extracurricular que solicite y requieran la supervisión de educación física del distrito escolar 9 y 10, en cualquier espacio del predio. Que se ponga un horario de finalización de las actividades deportivas 22:30 pm por las molestias de gritos, ruidos y contaminación lumínica, para los vecinos frentistas. Que se solucione el problema de infraestructura de la pileta y se contemple su puesta en valor de la misma, (que fuera usada hace pocos años durante las colonias de vacaciones) incluyendo calderas para su climatización, vestuarios y carpa desmontable. Para que vuelva a ser utilizada como en la época de gestión de la Asociación Scout que entonces no contaba ni con caldera ni carpa.”.
“En el artículo 4° se dice que “La entidad beneficiaria no podrá ceder ni alquilar todo o parte del inmueble”, en tanto en el artículo 8° se explicita “que correspondan al usufructo del inmueble”, ello se presta a confusión puesto que “El usufructuario es la única persona con autoridad para suscribir un contrato de alquiler” (confrontar con CCyC). En caso que, la parte que actualmente detenta la explotación comercial del predio, exprese que en estas condiciones “los números no le cierran” u objete estas propuestas entonces se abren dos posibilidades o que se llame a concurso público para conseguir un nuevo administrador cumpliendo las condiciones solicitadas. O se considere la posibilidad de que sea administrado por el ministerio de educación de la ciudad garantizando la continuidad y no interrupción de las actividades que allí se desarrollan. En ambos casos solicitamos que conste la prioridad de uso de parte de escuelas públicas durante la jornada escolar y actividades extracurriculares que soliciten, eso en caso que se lleve a un nuevo concurso abierto. Y si pasa al área de educación, se garantice la posibilidad de uso público de las instalaciones en los momentos que no los usan las instalaciones los alumnos de los colegios”, indican en Planeamiento Participativo.
“Cabe resaltar que el Proyecto de Ley de Diputados no incluye los informes previstos en la Ley 4072 -tales como los informes anuales del Distrito Escolar; informes sobre las evaluaciones anuales de higiene y seguridad u otros complementarios del Poder Ejecutivo, así como copia legalizada del registro diario de las actividades realizadas por la Agrupación en el periodo cumplido. Consideramos pertinente que se incluya en el articulado la obligación para los beneficiarios de tener una página virtual de acceso público, donde se carguen día a día todas las partes que usan el predio horarios, escuelas públicas y alquileres privados y otras actividades, Que pueda ser consultado por la comunidad, por el sistema de control del Gobierno y por la supervisión de educación física y que funcione como prueba documental de actividades”, concluyeron.
El Barrio
Estrenó la serie El Eternauta, rodada en el barrio de Saavedra y basada en la obra de Oesterheld
La serie es dirigida por Bruno Stagnaro y cuenta con el protagónico de Ricardo Darín.

La plataforma de streaming Netflix estrenó este miércoles 30 de abril la serie de seis capítulos El Eternauta, basada en la historieta de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López. Muchas de sus escenas fueron rodadas en el barrio de Saavedra.
“Viva la resistencia. El Eternauta, la serie argentina basada en la novela gráfica de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López, ya está disponible en Netflix”, indicaron en la plataforma.
El martes por la noche hubo una premiere especial con el elenco y personalidades de la industria audiovisual. Ahora el público en general puede disfrutar los episodios.
La serie es dirigida por Bruno Stagnaro y cuenta con el protagónico de Ricardo Darín. Se suman al elenco Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari, Marcelo Subiotto, Claudio Martínez Bel, Orianna Cárdenas y Mora Fisz. La producción está a cargo de Netflix y K&S Films.
“Este es el momento bisagra de toda la producción nacional”, dijo Ridardo Darín este miércoles, en el marco del estreno de la serie.
En la previa, la empresa mandó a pegar afiches de distinto tamaño en las calles y avenidas de la Ciudad de Buenos Aires. Un grupo de fanáticos aprovechó y colocó imágenes de las hijas de Oesterled. Al igual que su padre, ellas fueron desaparecidas durante la dictadura militar.
Con respecto la filmación en el barrio, hay escenas de acción en la zona de Puente Saavedra, locación en la que se rodó durante 2023. En esa misma época se grabó frente a la Parroquia San Isidro Labrador (Av. San Isidro Labrador 4630).
En la historieta original, Salvo y los sobrevivientes caminan bajo el puente del ferrocarril General Belgrano.
En busca de ser fiel a la narración de Oesterheld, la serie dirigida por Stagnaro recrea este recorrido y también traslada la acción al actual Puente Saavedra.
“El verdadero Puente Saavedra pasaba por sobre las vías del actual Ferrocarril General Belgrano, que corren bajo nivel, y desapareció de la vista al construirse sobre él la galería comercial que da acceso a la Estación Aristóbulo del Valle, antiguamente llamada Parada Bosch o Km 12, ubicada sobre la Avenida Maipú”, explica el sitio especializado Fervor x Buenos Aires.
El Barrio
Quemacoches en Saavedra: incendiaron un vehículo particular en Zapiola y Crisólogo Larralde
No se reportaron heridos por el hecho. La denuncia fue radicada y hay preocupación porque se repitan estos hechos.

Un vehículo particular fue incendiado este lunes por la tarde en el cruce de Zapiola y Crisólogo Larralde, en el barrio de Saavedra.
Una vecina denunció ante Saavedra Online que cerca de las 15 iniciaron las llamas sobre uno auto estacionado en la vía pública.
En el lugar se hicieron presentes efectivos de la Policía de la Ciudad y una autobomba de los Bomberos de la Ciudad para poder apagar llamas.
Según información preliminar, se cree que dos menores habrían puesto “un cartón del contenedor de basura al auto y algo infamable”.
Esta vecina transmitió a Saavedra Online que fue radicada la denuncia ante lo ocurrido y que en la comisaría dijeron que hubo varios casos en el barrio durante los últimos días.
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